lunes, 15 de marzo de 2010

EL PESCADOR III



Esta fotografía  es de diciembre de 1960, mi
 querida madre, Sra. Agustina Gutiérrez Larios
"Doña Tina" y un servidor, Rodolfo Barrios
 Gutiérrez "Ruddy", en la imágen al fondo ésta
 la Cooperativa Única Regional, a su izquierda
 la laguna, y a la derecha el Restaurante
 "El Pescador", pueden apreciar un angosto
 pero largo puente que unía el muelle con 
"El Pescador".





El Pescador III





 
       
 Rodolfo, Gabriel y Ruddy siguieron su camino rumbo al estero pasando cerca de un lugar enigmático en la laguna.

-¡Mira ahí esta la Cruz de Piedra!- gritó Rudy al ver el monolito. 


– Se cuentan relatos increíbles de este lugar. _ comentó Gabriel _ La Cruz de Piedra es una roca arenisca que sobresale del suelo y tiene la forma de un gran triángulo, en cuyo lado que da frente a la laguna se aprecia una cruz grabada por la erosión; cinco metros atrás de ella se encuentra un barranco, en el que se pueden ver las huellas de múltiples excavaciones. Se cuenta que toda persona que se acerca a ella y compara su altura con la cruz no la alcanzan, mucho menos la sobrepasan. Sin importar la estatura de la persona la diferencia entre ésta y la Cruz de Piedra es siempre constante. 


- Cuando la visitamos todos nos medimos y a todos nos falta la misma distancia para alcanzar la altura de la Cruz de Piedra - comentó Rudy. 


- Si, eso siempre pasa, toda aquella persona que compara su altura con la Cruz de Piedra, le falta la misma medida para alcanzarla. Ya trajeron a los más altos del pueblo y no le han podido llegar a su altura; en más de una ocasión han traído a Pepito el "Terrestre" y le faltó lo mismo que a cualquier persona de estatura promedio para alcanzarla.- le comentó Gabriel. 


- Pepito el "Terrestre" es un gigante el debe sobrepasar por más de un metro la Cruz da Piedra. Yo no le llego ni a la rodilla, lo ví en Tampico cuando íbamos a la Librería Janitzio y al pasar por el Cine Variedades ví cuando salió del Café Mundo y caminó delante de nosotros; la gente al verlo se hacía a un lado cediéndole el paso a la vez que volteaban hacia arriba para verlo. 


-Si, es un gigante, pero ni con su altura logró sobrepasar la Cruz de Piedra- Gabriel continuó- Dicen que por aquí está uno de los tesoros que escondieron los piratas y que la Cruz de Piedra es una referencia para encontrarlo; también escuché decir a Don Manuel, el eléctrico que tiene su taller a un lado del taller mecánico de el "Tilico", que frente a la Cruz de Piedra a unos doscientos metros de distancia del barranco, se hundió un barco pirata y su cargamento de oro y piedras preciosas quedó en el fondo de la laguna. 


- Yo tengo un visor podemos meternos y buscar el barco, - comentó Rudy. 


- Don Manuel nos quiso traer, pero papá se molestó comentándole que si es cierto lo que investigó, debe de tomar en cuenta que el oro pesa y se hunde en el lecho fangoso de la laguna y no lo podría encontrar. 


- ¿Entonces no lo podemos encontrar? 


- No, pero es probable que en algún otro lugar de la laguna el pirata Malagana o algún otro pirata haya escondido sus tesoros y algún día alguien los encontrará. 


          Siguieron en su plática tan concentrados que a Ruddy se le olvidó pedirle a su padre que le permitiera guiar el bote. 


          Faltando cincuenta metros para llegar al estero, Rodolfo detiene y levanta el motor fuera de borda, al momento que se dirige a la proa del bote, hablando emocionado, Gabriel y Ruddy no sabían a quien se dirigía.

_ ¡ Así te quería ver, de esta si no te escapas ! ¡ hace tiempo que esperaba esta oportunidad, y hoy no te podrás escapar ! 


          Tomó el canalete y se dirigió directo a Gabriel, que espantado no salía de su asombro, Ruddy por su parte estaba a punto de pegar un grito. 


-Toma vete a la popa y rema, tú ya sabes cómo, te guiaré desde la proa- le dijo Rodolfo a Gabriel con mucha más calma pero sin poder esconder su euforia. Gabriel y Rudy por fin comprendieron que había sentido la presencia de un futuro pescado que en ese momento, para su fortuna se les atravesó en el camino. 


          Sacó de un viejo costal una atarraya de unas cuatro brazadas de largo, sin alces que le permitieran embolsar a una presa, era una atarraya de malla grande y elaborada con hilo de seda, especial para los robalos. 


          Se paró en la proa con las piernas ligeramente abiertas como semejando a un pistolero del oeste, tenía la cualidad de ver en que lugar se encontraban los peces. Los que lo veían lo admiraban y los que no, lo creían loco. No eran pocas las ocasiones en que su cuñado Pánfilo le había dicho que cuando hablaba de pesca lo hacía como si tuviera amarrados a los peces. 


          La soga de la red se la amarró en la muñeca izquierda, en la misma mano tomó parte de la atarraya dejando solo los plomos y un extremo que le llegaba a la altura del muslo. Mientras tanto Gabriel seguía remando con lentitud y sin hacer ningún ruido, sabían que cualquier golpe del canalete con el bote los delataría, dejándolos al descubierto, tenían que ser muy cuidadosos. Todos callaban en ese momento; Gabriel, el bote, el canalete, la atarraya y Rodolfo eran un sólo ser en ese momento, Gabriel llevaba el bote solo con ver los movimientos de Rodolfo, lo dirigía al lugar preciso como adivinando sus pensamientos, sin lugar a dudas en ese momento se percibía una conexión en la naturaleza, respiraron profundo. Rodolfo giró hacia la izquierda tomando impulso para arrojar la atarraya, fue un tiro perfecto, el que aún sin verlo se imaginaban y esperaban. 


          La atarraya poco a poco bajó en el agua y mientras se hundía, la cuerda que la sujetaba se movía frenéticamente, de pronto saltó un gran pez rompiendo parte de la atarraya; otros dos saltaron, logrando escapar, gracias a que por su tamaño no podían ser atrapados por la malla. Rodolfo siguió luchando mientras Gabriel remaba, logrando subir a bordo dos ejemplares que en conjunto llegaron a los 12 kilos. Una vez en el bote, los cubrió con una estiba para evitar que saltaran. 


- ¿No va a tirar otro atarrayaso? — preguntó Gabriel. 


- No, con uno basta, seguiremos, ya estamos entrando al estero de Tamacuil - contestó Rodolfo pensando en el gran orgullo que sentía por sus hijos mientras continuaban con su labor.



Rodolfo Barrios Gutiérrez  "Ruddy"   

         

lunes, 8 de marzo de 2010

EL PESCADOR II


Rodolfo Barrios 
Saint-André 


II

Rodolfo bajó el motor fuera de borda de 25 caballos, le conectó su manguera, presionó la bomba para que cargara gasolina, sacó el ahogador, le dió tres jalones con fuerza, metió el ahogador, dió otro jalón y el motor rugió con fuerza. Rudy con su alegría de niño rió y tomaron rumbo al su de la laguna. La laguna en las mañanas es tranquila, sin viento, semejante a un gran espejo que refleja el cielo, nubes y aves; siendo perturbado sólo por la estela y olas que dejaba el bote al cortar el agua. El sonido del motor segaba los ruidos que todas las mañanas los despertaban. Ruidos tan familiares que para muchos, ya acostumbrados, eran imperceptibles, los sonidos de la ciudad de Tampico. Es curioso pero cuando hay neblina y la atmósfera está cargada de humedad se escuchan claramente sus locomotoras, las fábricas de la Isleta Pérez, barcos. El muelle fiscal con sus vías sobre las cuales se desplazan sus grúas de carbón, que en su incansable bajar y subir de mercancías, que llegan, salen, vienen y se van según su origen, su demanda y destino. Cuando iniciaron su aventura, muchos pescadores ya se encontraban en sus tareas, otros regresaban de sus labores Poco a poco el Restaurante “El Pesquerito”, negocio familiar dedicado a la venta de mariscos se fue quedando atrás. Al oeste la Punta de Malagana, lugar que debe su nombre a un pirata que asolara el pueblo hace ya mucho tiempo. Durante su recorrido de ida, tendrían siempre a su izquierda la ribera este de la laguna. Al alejarse vieron al pequeño pueblo con su "Cooperativa Única Regional de Pescadores”, los restaurantes: “El Pescador”, “El Pesquerito”, “El Villa Azul”, el centro de salud, el rastro municipal y sus barrios: el del Presidio, el del Cuartel Viejo, la Loma, la Fuente, un poco más al sur el rebollón y el cementerio. Al pasar frente a la punta vieron el grupo de charangas donde los pescadores de la "Única" sacan camarón. _ ¿Esas charangas son las de Malagana? _ preguntó Ruddy _ No, son de Punta Grande _ contestó Gabriel y prosiguió _ y aquéllas son las de Barranco Amarillo. ¿Ves aquellas isletas por el horizonte? _ ¿ Aquéllas que están muy lejanas? _ Son la isla del Tigre y La Isleta Grande, en ese lugar espantan por la noche. Cuando a un pescador pasa la noche cerca de ella es mejor amarrar el bote alejado de la isleta y que no se te ocurra dormir en la isleta. _ Hay duendes? _ preguntó Rudy. _ No sé _ contestó Gabriel_ pero en una ocasión fuímos a tirar el hilo, Fito Canta, Edgar y yo. Edgar se bajó a dormir en Isleta Grande, Fito y yo nos quedamos a dormir en el bote. ya pasaba de las 12 de la noche cuando comenzamos a oír gritos desesperados pidiendo ayuda. Nos apresuramos a regresar al lugar donde se encontraba Edgar y estaba boca arriba pataleando, no se podía levantar por más que tratamos de ayudarle, ni con nuestra ayuda cedió la fuerza invisible que lo mantenía presionado del pecho, evitándole que se levantara. Después de un minuto cedió y se pudo levantar, todos quedamos tan sorprendidos que inmediatamente nos subimos al bote retirándonos de la isleta y no pudimos conciliar el sueño en toda la noche, desde entonces no hemos vuelto a bajar a ese lugar una vez caída la noche.
_ ¿ Y qué fue lo que los espantó ? _ preguntó Rudy - Hasta ahora no sabemos, de lo que sí estamos seguro que fue algo grande, pesado e invisible. -¿Y dónde más espantan? – preguntó Rudy - Dicen que por las noches de luna llena, se ve un barco fantasma que parte de la Punta de Malagana, atraviesa la laguna con rumbo al Barranco Amarillo y sigue para el sur perdiéndose en la Cruz de Piedra. - ¿Ya lo viste? -No, pero mi tío Pánfilo ya lo vió de cerca, dice que el barco navegaba contra el viento y con las velas izadas. -¿Y no sintió miedo? – preguntó Rudy -No, mi tío Pánfilo Gutiérrez Larios no le teme a nada – continuó con su plática Gabriel –bueno, yo me imagino que no tiene miedo, porque en una ocasión hace ya muchos años cuando todos en la laguna se transportaban a remo, el salió a pescar con Efrén Constantino al que llaman "El Bolillo “y cuando regresaban por la ensenada, los dos remando, vieron que les seguía una panga que les dió alcance, se les emparejó muy rápido. Era una panga sin motor, sin remos y con solo una persona, sentada en el centro, se le acercó a Pánfilo que se encontraba en la proa y le pidió lumbre para encender un cigarro, Pánfilo le pasó su cigarro y cuando se lo regresó no le vió la cara pero se percató que sus manos eran demasiado finas y suaves. El fulano sin levantarse del centro de la panga, sin remos ni vela ni motor, se les adelantó y se fue sin el menor esfuerzo. Pánfilo trató de darle alcance y por más que se esforzó no lo logró. Cuando llegaron al pueblo "El Bolillo" espantado le dijo que era la última vez que salía a pescar con él y lo cumplió. Pánfilo solo rió y comentó. - Estoy arrepentido de no haberle pedido un aventón al fulano, ya que así, habríamos llegado más temprano y sin el menor esfuerzo. Siguiendo rumbo al estero pasaron cerca de un lugar enigmático en la laguna -Mira, ahí está la "Cruz de Piedra"- gritó Ruddy al ver el monolito. – Se cuentan relatos increíbles de este lugar, pero estos te los contaré en otro momento - contestó Gabriel.


Rodolfo Barrios Gutiérrez   "Ruddy"