Atardecer en la Bahía de Chetumal, Quintana Roo,
al horizonte se aprecia Belice
El Pescador IV
La atarraya poco a poco bajó en el agua y mientras se hundía, la cuerda que la sujetaba se movía frenéticamente, de pronto saltó un gran pez rompiendo parte de la atarraya; otros dos saltaron , logrando escapar, gracias a que por su tamaño no podían ser atrapados por la malla. Rodolfo siguió luchando mientras Gabriel remaba, logró subir a bordo dos ejemplares que en conjunto llegaron a los 12 kilos. Una vez en el bote, los cubrió con una estiba para evitar que saltaran.
- ¿No va a tirar otro atarrayaso?- preguntó Gabriel.
- No, con uno basta, seguiremos, ya estamos entrando al estero de Tamacuil - contestó Rodolfo pensando en el gran orgullo que sentía por sus hijos mientras continuaban con su labor.
-Gabriel llévate el motor- le pidió Rodolfo
Gabriel, que se encontraba en la popa bajó el motor y llamó a Ruddy, pidiéndole que encendiera el motor. Rudy trató de jalar la cuerda, no lográndolo en su primer intento.
- No puedo, está muy pesada.
- Gabriel contestó - inténtalo de nuevo
Rápidamente volvió a jalar la cuerda del motor y no pudo encenderlo, era poca la fuerza para poder dar por lo menos tres carreras al par de pistones del motor de dos tiempos.
- No puedo, arráncalo y luego me lo das para que yo lo maneje - pidió Ruddy
- Yo lo enciendo pero quédate e mi lado y recuerda esto, si crees que puedes o no, estás en lo cierto.
-¿Por qué?
- Si crees que no puedes hacer algo te estás derrotando antes de intentarlo, tienes que tener la certeza de que puedes hacerlo y lo lograrás – continuó mientras encendía el motor- le pones el seguro para que a la hora de dar el jalón a la cuerda no se levante el motor y tu esfuerzo sea efectivo. Tomas la cuerda, jalas despacio hasta que sientas que la cuña de la cuerda se atore en el plato, lo mantienes y en este momento respiras profundo, teniendo la seguridad de que lo arrancarás y lo jalas con fuerza. – en ese momento jaló y encendió el motor. – ahora le quitas el seguro para que se pueda levantar la pata del motor, en caso de que se tope con un bajo o con un palo, bajas la velocidad y le mueves la palanca de velocidad hacia adelante. - El motor emitió un pequeño sonido seco, indicaba que la propela comenzaba a girar al momento que el bote se movía- ahora toma el brazo, acelera un poco y dirígelo a la entrada del estero. – Rodolfo que los miraba sólo sonrió.
- De seguro que eso que me dijiste de concentrarme lo viste en el Chanoc o el Kalimán
- No, lo ví en un libro que hablaba de un señor que inventó el automóvil.
- Si tú sólo compras el Chanoc, el Kalimán y Tawa el Hombre Gacela.
- Mi tío Pánfilo me prestó el libro, mira al frente no te distraigas - Gabriel continuó hablando mientras preparaba una caña - tú no ves revistas, pura televisión. Te sabes toda la programación del canal siete de Tampico: Cachirulo, Viaje al Fondo del Mar, Combate.
- Hoy pasan los Locos Adams. - Y mañana sábado el box, ¿qué curricán le pongo a la caña? –Gabriel le preguntó a Rodolfo
- Uno grande es verde con los costados blancos, está dividido en medio, tiene tres grampines y paleta de acero al frente. -
¿Éste?
- SI, regúlale la paleta de acero para que trabaje a media agua que es donde prefieren andar los Robalos.
- ¿Pero el curricán está grande?
- Si está grande pero es mejor, entre más grande el señuelo más grande el pez que se anima a comerlo.
- ¿Usted que le pondrá a su caña? - Una cuchara grande con un anzuelo y de color plateada.
- Rudy preguntó.- ¿Por qué plateada?
-Plateada se usa cuando el agua esta turbia y cuando el agua está limpia se usa dorada.
- Pero aquí el agua siempre esta turbia. -Sí, pero hay aguas cristalinas como las del Mar Caribe, ahí las aguas son tan limpias que se puede ver bajo el agua hasta más de cincuenta metros.
- Rudy se sorprendió tanto que dijo - algún día pescaré y bucearé en aguas del Mar Caribe.
- Recuerda que si quieres, puedes, todo lo que esperas con certeza tarde o temprano te llega, y estoy seguro que un día conocerás el Mar Caribe - le dijo Gabriel.
Mientras platicaban checaban sus cañas, sus señuelos y los lideres. Los metían al agua para ver como trabajaban al entrar al estero de Tamacuil. Era la entrada al estero para ellos, la salida para dos botes que en sentido contrario viajaban al puerto de Tampico, a velocidad moderada, esos bote viajan los lunes y viernes al pueblo, llevaban algunos pasajeros y mercancía que comercializaban en Pueblo Viejo, otro poco lo llevaban a Tampico. Siguiendo una ruta que durante mucho tiempo ha servido de vía de comunicación entre las localidades del Tamacuil, Pueblo viejo y Tampico. Ellos metían a los maestros rurales a sus comunidades los lunes y los sacaban los viernes, comercializaban, leche, queso fresco, queso de cuajada, frutas de temporada, animales silvestres producto de la cacería como conejos y armadillos. En ocasiones pescado, no era raro verlos vender robalos y catanes asados o vivos, también se abastecían de mercancías, cerveza y gasolina. El bote de adelante lo manejaba su dueño Don Federico y el de color azul lo manejaba Don Rubén Mendiola.
- ¿Comenzamos a trolear?- preguntó Gabriel.
- Cuando pasen los botes bajan la velocidad del motor y entonces comenzamos a trolear.
Cuando bajó la velocidad del motor, metieron los señuelos y comenzaron a darles línea, teniendo de testigos los manglares y carrizos de la orilla del estero, que eran acompañados por las aves en su quehacer, su busca de alimento, sin afanarse y tal vez solo preocupándose de los pescadores, a los que miraban como intrusos en su paraíso.
Más adelante escucharon cantar un papán y otros a lo lejos le contestaron. Mientras escuchaban las aves y contemplaban la grandeza del Tamacuil, una de las cañas se tensó por la fuerza de un gran tirón. Instintivamente los tres voltearon y vieron un gran pez que salió del agua, como impulsado por un resorte en un gran salto, arqueándose en el aire tratando de zafarse a como diera lugar del anzuelo, que ahora lo unía a la línea y caña de Gabriel. El pez solo cayó para dar un nuevo salto.Al momento que Rudy detenía el motor, el pez dió un tercer salto ya con menor fuerza.
-¡Que fortaleza de animal! - gritó Gabriel al momento que le daba línea. Con esta exclamación prosiguió la lucha que se prolongó durante varios minutos. Gabriel por mantener su presa y el pez por conservar su vida
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-¡Que fortaleza de animal! - gritó Gabriel al momento que le daba línea. Con esta exclamación prosiguió la lucha que se prolongó durante varios minutos. Gabriel por mantener su presa y el pez por conservar su vida
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Rodolfo Barrios Gutiérrez "Ruddy"