domingo, 28 de febrero de 2010

EL PESCADOR I


Mi padre Rodolfo Barrios Saint- Andre
 con mi madre Agustina Gutiérrez Larios
 y un servidor, en "El Pesquerito"


EL PESCADOR  I



          Un ruido intermitente lo despertó, mientras una luz le permitía ver un letrero, velocidad máxima 95 km/h, tenía el alba al frente y por la ventana veía solo el paisaje verde de la selva, nada parecida a la que conocía de revistas, libros o películas.

          Esperaba ver el mar, esperaba ver el agua que ahora solo le acompañaba en sus pensamientos, en su memoria. Él se preguntaba: _ ¿Cuánto le faltaba para llegar a su destino? _ ¿Qué tipo de vegetación era esa, en la que durante horas de camino, horas de trayecto, no veía un caserío? Esos caseríos que estaba acostumbrado a ver en otros viajes, en otros caminos, en otras rutas; aquí solo hay selva verde y cerrada, de grandes árboles que amenazan con cubrir la carretera, ¿cuál sería su olor? Si , por el momento sólo se percibe el desodorante de vainilla, que la noche anterior aplicaron al camión que hoy le llevaba a su destino. 

          Un letrero le sacó de su pensamiento, disminuya su velocidad, poblado próximo. Vió el poblado en medio de la selva, dividido por la angosta carretera, casas de madera, algunos con techos de guano y otros con láminas de zinc y una que otra palapa; pueblo que aún dormía rodeado de selva, donde al venado se resguarda del jaguar y aún el pavo de monte anida. 
-¿Cómo sería vivir en un lugar así, sin mar, sin río y sin laguna ?

          No se podía imaginar la vida en la selva ya que nació a escasos cinco metros de una laguna, que es afluente de un río muy caudaloso que desemboca en el Golfo de México, una laguna rica en nutrientes que le daban ese color verde, característico en algunas lagunas de Veracruz, abundaban en ella el camarón, ostión, pescado y jaiba. 

          Recordó que una fresca tarde de septiembre de 1968, a la edad de 7 años, ayudaba a su hermano Gabriel a limpiar uno de los botes cuando llegó su padre Rodolfo Barrios Saint-André, mejor conocido por todos como el "Güero" de Pueblo Viejo -Su padre les dijo-Mañana iremos a pescar al estero de Tamacuil. Gabriel, 10 años mayor que Ruddy preguntó: 

-¿Le preparamos todo? - Sí, pero con calma, ya casi todo está listo y sólo falta ir por la gasolina _ contestó Rodolfo. 

- Gabriel tomó la palabra - Lo de siempre, atarraya de malla sin alces para róbalo, y la atarraya de alces para pescado, dos varas, un canalete, dos viejas cañas de pesca, avíos, machetes, hacha, tortas, agua y refrescos. 

-Ruddy preguntó a su hermano Gabriel - ¿Por qué siempre llevamos tantas cosas Gaby? -No sé, pero así le gusta al viejo y si algo no le gusta es que lo cuestionen en cuanto a lo que lleva cuando de pescar se trata, pero date cuenta que no somos como los otros pescadores, nosotros vamos de paseo y pescamos. Mira, si nombras otro pescador aparte de papá que viva en el pueblo que use cañas y señuelos, te enseño a manejar el motor fuera de borda y dejo que mañana lo lleves un rato. 

-Rudy contestó emocionado- mi padrinoAlfonso Barrios 

- Con una leve sonrisa Gabriel contestó – tu padrino pesca con caña pero vive en Tampico, a unos pasos del muelle de metales. 

-Rudy que no se dá por vencido tan fácilmente, meditó un momento y volvió a contestar- Don Roque 
- Gabriel se carcajeó y trató de confundir a Ruddy – pero Roque Castillo es mecánico, repara motores fuera de borda. 

- Pero cuando sale a pescar es pescador. – Ruddy continuó hablando- déja que me lleve el motor, mi tío Pánfilo me enseñó a manejarlo, la otra vez que fuímos a comprar hielo a la fábrica "Libertad" llevé el bote de aquí hasta Tampico, pero de regreso no me dejó, dijo que el bote estaba más pesado pero yo nunca ví que lo cargara. 

- Gabriel le explicó - si, estaba más pesado por el hielo que traían y los barcos camaroneros que navegan el Río Pánuco andan a mucha velocidad, el oleaje que levantan es grande y si no sabes sortear las olas pueden partir el bote en dos. 

- Ruddy emocionado exclamó – cuando vamos al río me gusta sentarme montado en la proa y sujetarme fuerte de la roda, al entrar a una ola grande se hunde la proa y el agua me llega hasta la cintura, pero en la laguna es diferente es calmada y las olas son más pequeñas. 

-Gabriel intervino- pero no siempre, en la laguna aún en las partes más bajas con vientos fuertes del norte se pueden voltear los botes y les puede costar la vida hasta al pescador más experimentado, por eso con norte es mejor buscar la orilla y esperar. Recuerdo hace tiempo, cuando los socios de la Cooperativa Única Regional de Pescadores salieron a sacar ostión muy temprano, la lancha de la " Canano " salió como de costumbre, los pescadores se amarraron para que los remolcara hasta el lugar de pesca establecido, cuando estaban alejados y abstraídos en sus deberes un norte les tomó por sorpresa, segando la vida del "Polvorón", sólo Dios sabe lo que pasaron y sufrieron sus compañeros, cuando tuvieron que luchar contra la furia del norte y la bravura de la laguna. Por eso a la laguna de Pueblo Viejo se le admira, se le quiere y se le respeta. Se le admira por su belleza, se le quiere porque es nuestra, nos dá su frescura y sustento. Y se le respeta porque también tiene sus peligros. 

- Enséñame a navegar en la laguna - pidió Ruddy 

-Dáme el nombre de otro pescador - contestó Gabriel -Rudy contestó – no hay. 

- Si hay, y esos somos nosotros dos, pero como papá no hay otro. Nació en 1915 y desde que tuvo uso de razón, se dedicó a la pesca. Primero en la laguna y después en un barco huachinanguero en el golfo; de regreso a la laguna pescó de todo, sabe donde están los peces grandes y como encontrarlos, sus ojos verde claro pueden ver a través del reflejo en el agua y también a través del agua mas turbia, es por eso que siempre lo buscan los gringos, para que les sirva de guía cuando vienen a pescar al río Pánuco, las lagunas de Pueblo Viejo o de Tamiahua Saben que estando con él no recorren mucho, pescan buenos robalos y sábalos. 

Llegó la hora esperada del viaje al estero de Tamacuil, una vez cargado el bote subieron primero Rudy y su papá. 

Mientras ellos hacían palanca con el remo y una vara, Gabriel empujaba el bote con fuerza, para después saltar con la agilidad y destreza adquirída después de hacerlo tantas veces. Se alejaron de la orilla unos 20 metros, Rodolfo bajó el motor fuera de borda de 25 caballos de fuerza, le conectó su manguera, presionó la bomba para que cargara gasolina, sacó el ahogador, le dió tres jalones con fuerza, luego metió el ahogador, dió otro jalón, el motor rugió con fuerza, Rudy con la alegría del niño rió y tomaron rumbo al sur de la laguna.




Rodolfo Barrios Gutiérrez "Ruddy"