jueves, 9 de marzo de 2017

MIS DOS ESCUELAS








Fotografía de Rodolfo Barrios Gutiérrez 


Una Hermosa Mañana de 1968



          Los días son como gotas de agua muy parecidos unos a otros, sin embargo también son únicos de acuerdo al tiempo y a las circunstancias en que se presenten y trascienden en forma diferente en cada uno de nosotros; con el tiempo se presentan uno tras otro, no se detienen, como una corriente de río siguen pasando.  Cada amanecer nos dá un nuevo día, un día más para disfrutar de la creación. 

- Levántate niño, ya es hora de ir a la escuela. 


- Hoy no mamá, hoy no iré a la escuela 


- Si, hoy si, es un día importante, está mañana los llevarán a la escuela nueva. 

          
          Su madre se acercó, lo abrazo al momento que le dijo : 

- Es muy bonito llegar a una escuela nueva, ser de los primeros que recibirán la clase en esos salones, esos momentos que están a punto de vivir los recordarán siempre, tú y tus compañeros tienen ese privilegio que les dá la vida, estrenar la escuela primaria Comodoro Manuel Azueta. 


          El niño se tranquilizó, caminando al baño le preguntó a su madre : 


- ¿ También estrenaste escuela ? 


- Si, yo estrené la escuela primaria Expropiación Petrolera esa que hoy te toca dejar para ir a una nueva, si te apuras a bañarte y arreglarte te contaré todo.


          Se arregló tan rápido como pudo a su corta edad. Durante el desayuno su madre le platicó lo que vivió y sintió con el cambio de escuela, él muy atento escuchaba mientras desayunaba. 


- Yo estudiaba en la escuela primaria Leona Vicario, que se encontraba a un lado de la presidencia, ahí solo estudiábamos las niñas. Los niños estudiaban en la primaria Ignacio Zaragoza que estaba en el lugar donde hoy está la escuela Expropiación Petrolera. También en ese lugar estaba la iglesia de madera que hoy se encuentra atrás de la gasolinera 


- ¿ Y cómo la llevaron la iglesia a ese lugar ? 


- Se la llevaron arrastrándola, para que les facilitara el proceso subieron la iglesia sobre polines, ¿sabes qué son los polines ? 


- Si, son troncos redondos de palmas que los usan para subir los botes y las lanchas a tierra para arreglarlos o pintarlos. 


- Si, eso son los polines y con la ayuda de mucha gente lograron mover la iglesia dejando el espacio limpio para construir la escuela Expropiación Petrolera, en su nombre lleva la esencia de las riquezas del subsuelo de México, es del pueblo y solo México puede explotar sus riquezas. Apúrate niño que ya van a dar las ocho 


- Si mamá, que bueno que me platicas eso de la escuela. 


          Salió feliz de su casa camino de la escuela Expropiación Petrolera, en esta ocasión solo entraron para formarse mientras esperaban instrucciones, todos con asombro y nerviosismo. Los maestros fueron tomando su lugar a un lado de los grupos y uno a uno fueron saliendo de la escuela, tomando rumbo a la escuela nueva como todos la llamaban.

          
          Esa mañana de 1968 el alumnado de la Expropiación Petrolera fue dividido para formar dos escuelas primarias en la cabecera municipal de Pueblo Viejo. 

          No fue nada fácil dejar la escuela grande la escuela vieja, en ella quedaban muchos recuerdos, nunca más subiríamos las escaleras para tomar clases en la parte alta, con la certeza de que el eco de nuestras voces y risas no se escucharían más a la hora de clase nuevamente. Llegó el momento de dejar a mis amigos de otros grupos que les tocaría quedarse en ella, no compraríamos más los dulces a la salida en el carretón de " Don Pabito", tantas y hermosas experiencias compartidas con los compañeros se quedaban entre esas paredes de nuestra hermosa escuela. 


          En mi mente y corazón tenia sentimientos encontrados. Por un lado la tristeza, ésa que no me había dejado dormir, por dejar mi escuela, la misma donde estudió mi madre y a la que por azahares del destino le había tocado estudiar en su inauguración y a mi me tocaba hoy abandonar para ir a otra formando parte también de su inauguración; esa escuela en la que también estudiaron mis hermanos Amada y Gabriel; esa escuela de la que formé parte durante un años y medio, en la que se quedaban muchos amigos e innumerables recuerdos de los momentos convividos.


          Y por otra parte la alegría de formar parte de la nueva escuela. De empezar a escribir la historia de ese momento junto con los compañeros tanto de mi grupo como de los demás grupos. Recorrer esas salones y poder decir algún día : yo formé parte de la primera generación egresada de esta escuela. 


          Y así, llegó el momento de partir, todos emocionados, maestros y alumnos. Los maestros Carlos, Olga, Aparicio, Amparito, Lilia, Bertha al frente de sus grupos y encabezándolos a todos el Director de nuestra nueva escuela, el Profr. Limas. Fuímos saliendo del plantel, dejándo atrás toda una época de nuestra vida, la cuál sería como un capítulo que se cierra para no abrirse más. 


          La nueva escuela fue construida en el mangal, a un lado del campo de fútbol. Algunos de los alumnos de la maestra Bertha: Rodolfo Barrios Gutiérrez ( Ruddy ), Fernando Salinas, Víctor Rivera, Ángel, Olga, Armando Rodríguez, Faustino, Miguel Gómez, Mario, Idalia, Clara Isaías, Betty, Melleyes, Marco Medina, Fernando Lara, Juan Fernández, Martha Novella, Anselmo, Verónica, Hugo, Raúl y Jorge Salas. Caminaron presurosos y con una sonrisa proyectándo su mejor imagen, aún sabiendo que hay algo que no concuerda pues tienen ese sentimiento de tristeza que les oprime el alma por esos amigos que dejaron atrás para no reunirse más como compañeros, pero despidiéndos como hermanos. 


          Al llegar a la escuela esperaron todos formados en el pasillo a un lado de la dirección, grupo por grupo fueron pasando a sus aulas nuevas, con mobiliario en metal y plástico; con un olor muy diferente, un olor a pintura, a plástico, todo a nuevo, con pizarrones verdes; amplios jardines y con muchos árboles frutales en su mayoría mangos; mucho por hacer, por dar identidad y un uniforme que los distinguiera como los alumnos de la escuela primaria Comodoro Manuel Azueta. 


          No hicieron falta las notas de " las golondrinas " para que apareciera la nostalgia y la tristeza, fue suficiente una mirada y un apretón de manos a manera de saludo y despedida. Al entrar a nuestro nuevo plantel la cabeza alta y una amplia sonrisa fueron suficientes para empezar a escribir el primer capitulo de nuestra escuela y uno más en nuestras vidas.


              Rodolfo Barrios Gutiérrez   "Ruddy"

           

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