jueves, 2 de marzo de 2017

RETOMANDO EL CAMINO


Fotografía de Eva Gutiérrez





Fotografía de Eva Gutiérrez





Fotografía de Eva Gutiérrez



RETOMANDO EL CAMINO


               Caminó por la calle polvorienta, sus pasos lo llevaban a un bar, el mismo del que unas horas antes había salido.

               En su recorrido recordó las palabras que con gran tranquilidad su tío Pánfilo le dijo una tarde cuando pescaban camarón en una de las charangas de Barranco Amarillo, mientras metía la red chica al agua.


-- Hijo, prepárate día con día, supera las metas que te trazaste y con ellas tus expectativas, diviértete, que lo que hagas te deje satisfacción y lo económico  te llegará por añadidura. Cuando quieras dedicarte a algo procura ser siempre el mejor, poniendo en ello alma y corazón.


               Caminó, sintiendo aún los estragos de la borrachera que se puso el día anterior, que se iniciara por la mañana y se prolongara hasta muy entrada la noche.


               Es muy temprano, pero en el pueblo hay algo muy parecido y contrastante a la vez, que son las cantinas y las escuelas. Tienen en común, que abren a la misma hora, cuando ya todos los santurrones salieron de la misa de siete y una gran diferencia, que en el pueblo hay muchas más cantinas que escuelas.


               Algunas mujeres con sus canastos bajo el brazo regresan del mandando. Mientras que algunos niños despistados apresuran el paso para llegar a su escuela antes que les cierren el portón.


               Dió vuelta a la izquierda, siguió caminando hasta detenerse en la cantina a la que llegó empujando las pequeñas puertas abatibles, soltándolas en cuanto entró al amplio salón, mismas que lanzaron su peculiar sonido que avisaba la entrada de un parroquiano. 


              El salón principal pintado de azul  era de un tamaño grande, contaba con cinco mesas hexagonales colocadas sobre un piso pulido en color rojo. En una de sus paredes un gran espejo y más abajo un mostrador con infinidad de botellas de licores y vinos algunas llenas y otras a medias; una barra con sus sillas altas y un gran televisor en una esquina.

               El cantinero se encontraba realizando las labores propias del negocio a esa hora, le acercó un servilletero y el cenicero en señal del excelente servicio que se otorgaba en ese lugar de esparcimiento al que acuden muchos hombres para olvidarse de los problemas que los acosan buscando en el alcohol un refugio para ahogar sus penas y vivir en la alegría pasajera que les dá la embriaguez.

 --- ¿ Qué te sirvo amigo ?

               Retirando la silla de la barra para tomar asiento contestó:

---- Para tomar nada, creo que aún no se me baja la borrachera 


               El cantinero acercó un vaso al que puso cuatro cubos de hielo, un chorrito de limón y le destapó una agua mineral topochico, acercándosela en señal de amistad.

--- Ésta va por la casa


               Dió las gracias mientras servía el agua en el vaso


               La franela roja se movía con destreza limpiando todo a su paso al tiempo que comentaba:


---- Dicen que te fuiste bien servido y al salir te dió el aire, perdiste el equilibrio, que te llevó a trastabillar por más de cinco metros hasta que por fin mordiste el polvo y después con gran orgullo mostraste el vaso que aún a medias, no perdió una sóla gota de cuba al caerte.


               El cantinero no pudo disimular la risa y los dos se carcajearon al mismo tiempo.


               Mientras tomaba su agua mineral se perdió en sus pensamientos y le comentó:

---- Si, pero no me acordaba, ahora comprendo porque mi camisa estaba llena de polvo. Al terminar su vaso le preguntó al cantinero :


--- ¿ Está el jefe?


--- Si, en su oficina, pasa si lo quieres saludar.


               Se levantó, caminó atrás del mostrador, salió al patio tocando la puerta de madera.


 --- ¿ Quién ?

 --- Soy yo padrino 

               Al reconocer la voz inmediatamente contestó :

--- Pasa hijo


               Entró a una pequeña oficina que tenía más licores que cualquier otra cosa. Un escritorio y un gran sillón en el que realizaba su trabajo, el que hizo a un lado y mirándolo a los ojos lo saludó e indicó con un ademán que tomara asiento, a la vez que le decía:


--- Si llegas a esta hora y en el estado en que te fuiste anoche, algo importante tendrás que decirme ¿en qué te puedo servir?


--- Ya sabes padrino que trabajo en un taller de refrigeración y que en ese taller todos tomamos mucho: el ingeniero, los dos técnicos , los ayudantes contándome entre ellos, lo hacemos todos los días. Yo le estoy entrando duro al trago. Todos los días lo que gano, viene a parar a la cantina y a las cantinas que ponen en los bailes los fines de semana. Bien dicen al pueblo pan y circo para mantenerlo tranquilo, pero ya parece pan, circo y vino. La verdad ya me cansé de esta forma de vivir, todo lo que gano lo gasto en puras borracheras. Necesito de su ayuda.


.               Su padrino sonriendo le contestó:

--- Yo no soy alcohólicos anónimos y además no existen grupos en el pueblo. Tienes que ir a Tampico, bien sabes que hasta el mínimo servicio se tiene que realizar en el puerto. Aquí además de las cantinas no hay más, pero prosigue que te escucho con atención.


--- Bueno es que llegué a la conclusión de que si todo lo que gano me lo gasto en la cantina es más que nada porque me gusta el ambiente. Si es posible que me dé trabajo y de esta forma ocupo el puesto vacante que tiene. 


                 Algo sorprendido le contestó:

 --- Ya te entendí. Lo que quieres es trabajar aquí ¿pero ahijado tú que sabes de cantinas?

               Con entusiasmo le contestó:


--- Pues lo elemental, conozco los nombres de los tragos porque los he probado todos y sé que llevan cada una de las bebidas que aquí se preparan.


-- Nunca lo esperé de ti, es tuyo el empleo; trabajarás de martes a viernes de siete a tres,  los sábados y domingos entrarás a las tres,  hasta que el cuerpo aguante, o mejor dicho, hasta que salga el último borracho.

-- ¿Y si no salen los borrachos? 

--- Pues si no salen los borrachos, te quedas hasta las siete de la mañana, que es la hora cuando llega el siguiente turno. Descansarás los lunes ¿qué te parece?

--- Muy bien padrino, gracias.


--- Como hoy es lunes descansa e inicias mañana y no se te olvide venir a la botana al medio día.


               Lo pensó un momento y preguntó:


--- ¿Qué darán hoy de botana?


--- Caldo de camarón para la cruda y filete de pescado.


               Mirándolo a los ojos y sonriendo le contestó.


----- Lo pensaré muy bien padrino y si me animo vengo y me tomo dos como la gente para curar la cruda y disfrutar de la botana, lo pensaré padrino, lo pensaré.... 




                               Rodolfo Barrios Gutiérrez   "Ruddy"


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